50 años han pasado desde el momento en el que los superhéroes fueron finalmente derrotados, el mal se impuso sobre el bien, los más grandes criminales gobiernan al mundo y ahora, Wolverine, el único héroe sobreviviente, esconde sus garras y se hace llamar Logan. Vive de forma pacifica en su granja con su familia. Intenta no meterse en problemas, ser un buen padre y esposo, y ser puntual a la hora de pagar la renta.
Pero todo se complica el día que no pueden pagar la renta del mes. La mujer de Logan le dice que no debe preocuparse, que es solo la renta de un mes. Que no debería pasarles nada. Incluso que pueden vender alguna de sus pertenencias para sacar un dinero. Pero Logan tiene claro unas cuantas cosas y sabe que no será fácil obtener el dinero ni negociar con sus arrendadores.
Logan hizo un juramento. No volver a sacar las garras, ni hacerle daño a más nadie. Y cuando el anciano y ciego Hawkeye le ofrece una oportunidad de hacer un dinerito, al viejo Logan no le queda otra opción que aceptar la propuesta y echarle una mano en el sencillo trabajo que le ha encomendado: manejar el coche y acompañarlo en la entrega de un “paquete”, con la condición que no romperá su promesa no importa lo que pase.
Y así es como empieza esta historia, llamada Old Logan, traída a nuestras manos por el dúo dinámico Mark Millar y Steve McNiven (Cilvil War). Millar es un tipo con cojones, le interesan las historias oscuras, duras y desbalanceadas hacia escenarios pesimistas. Todas estas características mezcladas al mundo de Wolverine hacen una combinación explosiva.
Old Logan, sigue el esquema típico de un «What if…», solo que con mayores ambiciones. La historia cuenta de 8 números que si bien no son ejemplos de alto calibre narrativo, tampoco fueron creados con esa intención. La historia es concreta y despiadada, vertiginosa e indetenible.
El paisaje post apocalíptico presentado es un ventarrón de aire fresco que hacia mucha falta en el desgastado mundo de los comics. No es la típica historia de los héroes en situaciones complicadas y al borde del abismo, ya están en el abismo y tienen años pudriéndose en él, aquí no verán al típico Wolverine que todos conocen.
Es muy difícil esconder el homenaje a la película The Unforgiven que se puede apreciar en las páginas de esta historia y Wolverine nunca había lucido tan Clint Eastwood como en esta ocasión.
El arte es maravilloso, épico. McNiven se crece en los detalles de los rostros y envejecimiento de los héroes, su diseño sobre los personajes principales es impecable. La pandilla de Hulk es intimidante y los paisajes desérticos crean la atmosfera necesaria para el cultivo de la historia. McNiven es un artista que le presta detalle a los personajes que dibuja, le importan y se involucra con ellos, en su arte se transmite esta conexión.
Old Logan es una historia vibrante, desafiante, con ilustraciones de lujo y llena de posibilidades. Esperemos que Millar y McNiven regresen por más, yo quiero más.